
Tesoros Escondidos en Suramerica
EXISTEN PASAJES SUBTERRÁNEOS LLENOS DE TESOROS EN SUDAMÉRICA
Cuando los españoles llegaron a América, los nativos les contaron de“El Dorado” un lugar misterioso repleto de grandes tesoros que durante siglos fue buscado por los exploradores atraídos por la idea de encontrar una ciudad cubierta de oro. Muchos de ellos murieron en el intento y al final se consideró que era solo una leyenda, pero como muchas leyendas, detrás del mito se esconde un realidad...
El escritor Charles Johnston sobre una conversación que tuvo en 1887 con Blavatsky menciona:
(Collected Writings VIII, p400)
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15.12.2013 13:48BREVE HISTORIA DE LAS GUACAS
La fiebre de tesoros escondidos es tan vieja como el mundo, y la de encontrarlos en tierras americanas es tan antigua como América. Por eso, una de las primeras palabras indígenas que pasó al castellano fue guaca , vocablo quechua que en 1551 ya aparece en español como sepulcro de indios en el que a menudo se hallan objetos de valor . Así nació el primer millonario colombiano, Andrés Vásquez de Molina, quien en 1560 descubrió una guaca chibcha en Guatavita, que le permitió volverse terrateniente casi ilímite.
La fiebre de tesoros escondidos es tan vieja como el mundo, y la de encontrarlos en tierras americanas es tan antigua como América. Por eso, una de las primeras palabras indígenas que pasó al castellano fue guaca , vocablo quechua que en 1551 ya aparece en español como sepulcro de indios en el que a menudo se hallan objetos de valor . Así nació el primer millonario colombiano, Andrés Vásquez de Molina, quien en 1560 descubrió una guaca chibcha en Guatavita, que le permitió volverse terrateniente casi ilímite.
Clareando el siglo XVIII, el portugués Diego Barreto topó, cuando se escondía en las faldas de Monserrate tras cometer un delito, con un legendario venado de oro macizo elaborado por los muiscas. Sin tiempo para sacarlo de la cueva, desprendió un trozo y volvió a cubrirlo. Pero no pudo regresar por la guaca grande, así que el ciervo dorado aún debe de andar por allí, para que lo descubran uniformados o civiles. Con la Independencia, fueron los españoles los que enterraron fortunas antes de emigrar, esperanzados en recuperarlas algún día. Tal hizo, entre otros, el comerciante santafereño Sebastián Ruiz, quien sepultó el santuario en 1818 y volvió por él en 1885. Y ahí estaba. Intacto. Esperándolo.
Menos suerte tuvieron las modernas guacas del narcotraficante Gonzalo Rodríguez Gacha. En 1990, unos oficiales del Ejército se apoderaron de 19 millones de dólares camuflados entre bidones. Y en el 2002, la Fiscalía descubrió que una casa de Gacha en Suba había sido perforada por policías y políticos presos en pos de un mítico maletín del capo que, dicen, contenía jugosos datos sobre tesoros.
Si en México ciertos generales no aguantaban un cañonazo de 10 millones de pesos, en Colombia las guacas, otrora fuente de leyendas, hoy lo son, tristemente, de corrupción, que no respeta grados ni instituciones.